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Desde una humilde percepción de su obra, quiero escribir unas líneas de homenaje a Fernando Botero, un artista que desde hace muchos años me sorprendió con sus volúmenes y personajes creíbles. Obras llenas de un color sorprendente, vivo y llamativo para reflejar la sociedad en sus diferentes facetas.
Tuve la oportunidad en 1994, empezando a trabajar en el mundo del arte y la comunicación, viviendo en Madrid, de descubrir las 21 esculturas de gran formato sembradas en el Paseo de Recoletos de la capital, poder acercarme para verlas, tocarlas y fotografiarme. Fue uno de los acontecimientos mas seguidos en la capital, una gran oportunidad para todos los madrileños y quienes se acercasen a la capital para poder conocer la obra del artista colombiano.
Pintando infinidad de temas, de la vida cotidiana, de costumbrismo, de denuncia social, bodegones, retratos, el circo, la tauromaquia…, no pintaba personas gordas, si no, como él mismo decía, “voluminosas”, quería explorar la monumentalidad de las formas y el volumen exaltado. Afirmaba en multitud de ocasiones, “tomé un camino aparte, casi opuesto a la mayoría de los otros artistas. No soy cubista, impresionista, surrealista, expresionista. Soy lo que soy”.
De tan extensa obra que puede consultarse a través de muchas páginas, quiero aquí dedicarme a escribir sobre algunas obras de denuncia social.
El Pájaro
Una escultura de gran volumen, instalada en su natal Medellín y que en 1995 sufrió un episodio de la violencia criminal del narcotráfico. En el parque San Antonio, un grupo no identificado hizo detonar 10 kg de dinamita a un costado de la escultura de bronce, que quedó severamente dañada.
El artista rechazó que fuera reparada y sustituida. En su lugar, envió una nueva paloma para que acompañara a la primera, símbolo de la violencia criminal.
Pablo Escobar retratado
Botero pintó en dos ocasiones a Pablo Escobar. En el primero es abatido por varias balas y en el segundo ya aparece derrumbado sobre ese techo que fue el sitio de su muerte. Para Botero era imposible darle la espalda a las atrocidades que ocurrían en Colombia. Fernando Botero, nacido en Medellín, aspiraba a que su ciudad fuera una de las capitales artísticas de Colombia y no la capital mundial de los homicidios como la convirtió Escobar.
Botero pinta las torturas de Abu Ghraib
El pintor y escultor colombiano Fernando Botero retrató en 50 cuadros las torturas infligidas por soldados estadounidenses a presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib.
Como el resto del mundo se sintió indignado por las noticias que leía, como los estadounidenses, que supuestamente viene de un país civilizado, se hubieran prestado a la tortura, a una barbarie lejos de la civilización.
Siempre nos quedará su amplia obra, para disfrutarla, muchos temas bonitos y alegres y otros horribles, que quiso dejar plasmados para no olvidarlos y que no se repitan.